lunes, 15 de noviembre de 2010

Un emperador jovial y dicharachero


Vespasiano (gobernó el Imperio Romano del año 69 al 79 de nuestra era), fundador de la dinastía Flavia, siempre se sintió orgulloso de su origen humilde. Con 69 años llegó al poder. Completamente calvo, tenía el rostro abierto, tosco y fresco, enmarcado por dos orejas inmensas y peludas. Era conocido por su buen carácter y sentido del humor. 

Cuando unos aduladores intentaron convencerlo de que era un descendiente de Hércules, el emperador se rió de ellos y los despidió con una sonora ventosidad (239 anécdotas de la antigua Roma. Historia y Vida)

En una recepción oficial, Vespasiano revocó el nombramiento de un hombre que aspiraba a ocupar un alto cargo porque éste se presentó demasiado perfumado. El emperador le dijo: "Hubiera preferido que fuera olor a ajo, resulta obvio que te gusta demasiado el lujo y me das miedo".  

Pago de impuestos por orinar

Al comenzar a cobrar impuestos por el uso de los urinarios públicos, su hijo Tito (le sucedió al frente del trono y gobernó del año 79 al 81) protestó porque lo consideraba una vulgaridad, Vespasiano frotó contra la nariz de su vástago una moneda recaudada y le aseguró que no olía a orines (Historia de Roma; Indro Montanelli)

Tras beber las aguas purgantes del lago Cutilia, el emperador enfermó. En su cama, mientras sufría diarrea, seguía recibiendo a los embajadores. Cuando su dolencia se agravó le dijo a Tito: "Tengo la ligera sospecha de que me estoy convirtiendo en un dios" (Historia y vida de los Césares; Suetonio)

Mientras agonizaba, bañado en sus propios excrementos, Vespasiano se levantó y afirmó: "Un emperador debe morir de pie". Tras lo cual, se desmayó y expiró.