viernes, 4 de diciembre de 2009

La tiranía ejercida como poder: Calígula (I)



Los desórdenes mentales que padeció Calígula (12-41 d.C., de la dinastía Julio-Claudia) en vida, puestos de manifiesto por sus biógrafos, le llevaron, entre otras causas, a ejercer de cruel tirano durante su mandato como emperador romano (37-41 d.C.) Por suerte para el Imperio, sólo ejerció su poder durante tres años. Gastó hasta el último sestercio de todo el tesoro imperial. Como ejemplo, mandó construir un puente de barcas inútil que atravesara toda la bahía de Nápoles.

Se empeñó en que el Senado le proclamara dios en vida. Varios senadores fueron ejecutados secretamente y los siguió convocando a las sesiones como si continuaran vivos. Impuso que los padres estuvieran presentes en las ejecuciones de sus hijos. Muchos jóvenes fueron asesinados porque se negaron a acostarse con él.

Durante un banquete irrumpió en carcajadas y, los invitados, al preguntarle el motivo de su hilaridad, exclamó: “Estaba pensando que si quisiera podría hacer que os degollaran ahora mismo”. Sus cenas solían amenizarse con torturas y decapitaciones.

Su pasión por las luchas de gladiadores le llevó a exhibirse como tal en la arena, según aseveran los historiadores Suetonio y Dión Casio. En ocasiones sustituía a los luchadores por bestias escuálidas, gladiadores decrépitos y honorables padres de familia que resaltaban por algún defecto físico (Historia y vida de los Césares; Suetonio)

Sexualidad atormentada

Su hermana Drusila solía acostarse con él cuando era niño. También mantuvo relaciones con sus otras dos hermanas. El marido de Drusila, Lépido, fue uno de sus favoritos amantes. En ocasiones se vestía como Afrodita, se maquillaba como una prostituta y salía a ofrecerse a efebos por las calles de Roma. Obligó a que las damas romanas se prostituyeran a precio rebajado en los burdeles para que los mendigos e indeseables se acostaran con ellas.

Calígula mostró su deseo carnal por Próculo, un hermoso gladiador que era famoso por el tamaño de sus genitales. Cuando éste se casó, invitó al matrimonio a su palacio y ejerció el derecho de pernada con él, sodomizándolo ante la atenta mirada de su esposa. Tiempo después mandó ejecutar al gladiador y conservó sus testículos como talismán.

No obstante, pese a la tiranía que ejerció, algunos de sus detractores biógrafos también propagaron calumnias sobre el emperador, como su pretensión de que el Senado nombrase cónsul a su amado caballo Incitatus. (Roma de los Césares; Juan Eslava Galán)

Si su mandato fue tormentoso para el Imperio, no lo fue menos su trágica muerte, a los 28 años de edad. Los prefectos de su guardia pretoriana y varios senadores le asestaron cuchilladas y golpes de tal violencia que su ensañamiento les llevó a algunos hasta comerse su carne, según pone de manifiesto Dión Casio (Los Doce Césares. Del mito a la realidad; Régis F. Martin)