miércoles, 19 de mayo de 2010

Idiota, pero gran estadista: Claudio (y II)


Los estigmas del emperador Claudio ya surgieron desde su más pronta niñez. Su madre Antonia le llamaba a menudo “caricatura de hombre, aborto, simplemente esbozado por la naturaleza”. Más adulto, si llegaba un poco tarde a cenar no conseguía un sitio más que con grandes dificultades y sólo después de haber dado la vuelta al comedor. En su etapa de cónsul, sus bufones se complacían cuando dormitaba en ponerle las manos en unos zapatos de señora para que se frotase la cara cuando se despertara sobresaltado.

Al frente del imperio, el emperador derogó un artículo que incapacitaba a los sexagenarios para engendrar hijos. Prohibió a los viajeros por medio de un edicto que atravesaran las ciudades de Italia de otro modo que a pie, en silla con porteadores o en litera. Asimismo impidió a las gentes de nacionalidad extranjera que tomasen nombres romanos. (Historia y vida de los Césares; Suetonio)

En todos los combates de gladiadores dados por él hacía degollar incluso a los que caían por casualidad, sobre todo a los retiarios para observar su rostro cuando expiraban. Le agradaban tanto los juegos que hacía combatir de golpe incluso por un motivo insignificante hasta a los tramoyistas y a los empleados o gentes de ese tipo cuando el dispositivo automático no funcionaba bien.

No sólo mostró crueldad en el circo. El historiador Suetonio afirma que un total de 35 senadores y 300 caballeros fueron ejecutados por diferentes delitos durante los años que duró el reinado de Claudio (41-54 de nuestra era)

Falta de memoria

Tenía lagunas mentales. Sorprendía de él su falta de memoria. Después de la ejecución de Mesalina, por él ordenada, preguntó al sentarse a la mesa para comer porqué no acudía la emperatriz. En materia sexual, Claudio fue una excepción al orden establecido. El historiador Edward Gibbon menciona que de los primeros 15 emperadores, "Claudio fue el único cuyos gustos sexuales eran completamente correctos", haciendo hincapié en que fue el único que no mantuvo relaciones homoseuales o pederastas (Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano; Edward Gibbon)